El jugador holandés, que se autodenominaba adicto al juego, perdió en dos días en el casino unos 10.000 euros sin intervención alguna. El jugador acusó al casino de descuidar su deber legal de diligencia, cuestionó los resultados aleatorios del juego y afirmó que operaba sin licencia holandesa. El jugador pedía un reembolso completo. Después de revisar el caso, descubrimos que el jugador no había realizado ningún depósito después de su solicitud de autoexclusión. También aclaramos que no podíamos ayudar con quejas relacionadas con las regulaciones de licencias y sugerimos que el jugador se comunicara directamente con la autoridad de licencias. En consecuencia, la denuncia fue rechazada.