El jugador del Reino Unido, que se había identificado como ludópata, se había autoexcluido de los casinos británicos, pero había podido depositar en casinos regulados por Curazao. Tras una recaída reciente, depositó 543,95 libras en el casino Chipstars y perdió el dinero. Contactó con el servicio de atención al cliente, pero no recibió respuesta. Dudó si podía solicitar un reembolso debido a sus problemas con el juego. La queja se resolvió con la conclusión de que no era posible obtener un reembolso, ya que el jugador no tenía una cuenta verificada al momento de solicitar la autoexclusión, y las licencias de Curazao no ofrecían las mismas protecciones que las regulaciones del Reino Unido.